miércoles, 27 de abril de 2011

LA CIUDAD DEL ALCALDE

No es la primera vez que desde esta columna denuncio que el actual alcalde de Granada no cree en la ciudad, en la ciudad entendida como el lugar de la vida ciudadana, de convivencia colectiva en el que todos los barrios deben tener “rango de ciudad” para que todos sus habitantes alcancen por igual su condición de ciudadanos. Dicho de otra forma la misma consideración por parte de la institución municipal merecen el centro histórico que los llamados barrios periféricos. Tal como dijo Oriol Bohigas se trata “de monumentalizar los barrios e higienizar el centro”. Supongo que no les sirve la cita, de quién parió con Maragall la Barcelona olímpica, a quienes practican un urbanismo ramplón y someten a nuestra ciudad a su estética cateta y decimonónica. Por eso ellos practican la máxima urbanística justo al revés, inversiones y lujo para los lugares donde no es imprescindible, y abandono y desidia para aquellas zonas de la ciudad que requieren de especial atención, precisamente porque sus condiciones de partida son peores. Ya lo ha denunciado el grupo municipal socialista, el ayuntamiento de Granada ha gastado en las calles (algunas) del Centro: Caleta, Gran Vía, Violón, Ganivet ; siete veces más que en el Albayzín, seis veces más que en Norte y tres veces más que en Zaidín, y recientemente un millón de euros en la calle Obispo Hurtado en la que tiene una propiedad el alcalde y donde al parecer estará la sede del PP. El alcalde de Granada atiende a los que cree los suyos y abandona a quienes más necesidad tienen del apoyo municipal.
Por eso pasea jactanciosamente por el “Procesiodromo” (cito a un querido amigo) de Ganivet y se niega a acudir a una convocatoria de la Plataforma Norte donde los vecinos reclaman empleo y atención por parte de su institución más cercana y no sólo no comparece como es su obligación, además, en un ejercicio caciquil de su autoridad les niega a la vecindad el uso del Centro Cívico de su barrio. Somos más quienes creemos que esa no es forma de gobernar, que quienes gobiernan lo han de hacer para todos y todas, ayer lo recordaban los vecinos de la zona norte “exigimos que los políticos nos escuchen, les pagamos al menos para eso”.Nuestra primera obligación es atender a la gente y compartir sus problemas para poder juntos buscar soluciones, aunque no nos guste lo que nos tengan que decir. Si no estás dispuesto a eso no mereces representar a quienes te han elegido. Granada existe más allá de los maceteros y las farolas “tan bonicas” que han puesto gastando mucho dinero público los de la Plaza del Carmen, el paro, la pobreza, las zonas abandonadas, los problemas de movilidad, la contaminación atmosférica y acústica, la extrema suciedad necesitan soluciones por parte del ayuntamiento y necesidad de debatir propuestas para resolverlas, sólo la prepotencia justifica la negativa a un debate serio sobre la ciudad con quienes no piensan como él.

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