miércoles, 16 de junio de 2010

ACTITUDES

Será cosa de la deformación profesional, doble en mi caso, por mi condición de psicóloga y política, pero no hago más que reflexionar sobre nuestros comportamientos y nuestras actitudes a la hora de enfrentarnos a la crisis.
Si tal como dice R. Jeffress “La actitud es una respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida”, parece lógico preguntarse sobre como estamos respondiendo a tan difícil situación.
Estaba yo pensando en las actitudes y la crisis comprando en el Mercado de San Agustín, mientras unos jóvenes empresarios, Ricardo y Jesús, preparaban su degustación de productos para incentivar el consumo. Pensé que valiosos son, que emprendedores, cuanta falta hace gente como ellos que no cejan en el esfuerzo de hacer, de innovar, de crecer, de adaptarse al momento en que estamos.
Hay muchos y muchas como ellos, jóvenes empresarios, que están entendiendo la crisis como oportunidad, diversificando e innovando su actividad, preparándose para el futuro en el que confían.
Pensando en el futuro recordé que me contó una amiga, que su hija de dieciséis años había llegado a casa diciendo que en clase habían hablado de que su generación sería una generación que viviría peor que la de sus padres. Como madres y como responsables públicas nos revelamos ante esa afirmación, pero sobre todo ante esa posibilidad. No podemos permitir que nuestros hijos e hijas no crean en su futuro, debemos trabajar para que sea mejor que el nuestro, en todos los sentidos.
La narración que se está haciendo de la crisis muestra una situación aún peor de lo que es la realidad, esta crónica de titulares negativos influye en nuestro estado de ánimo y no, precisamente, de forma positiva.
Cuando acabe la crisis, que acabará, un nuevo modelo económico y social, basado en el desarrollo humano, tiene que ser posible. Para llegar a esa meta todos tenemos tarea, hay que trabajar desde lo individual, desde lo colectivo, desde el Estado.
Al Gobierno le toca poner remedio a los problemas financieros y económicos de esta crisis y atenuar sus efectos más negativos, especialmente en los que son más vulnerables. De hecho las medidas para la reducción del déficit ya se han aprobado, ahora vendrá la reforma laboral y los ajustes fiscales necesarios, todo ello sosteniendo el sistema de protección social. A la oposición le corresponde arrimar el hombro apoyando al Gobierno con propuestas y críticas. Al conjunto del país realizar un duro esfuerzo colectivo. A mí y a usted, a todos y cada uno de nosotros también nos corresponde afrontar la crisis con sentido común y responsabilidad y, si fuera posible, con optimismo y confianza porque será el mejor modo de salir de ésta y de que cuando esto acabe tengamos un mejor futuro.
Seguro que alcanzaremos las necesarias aptitudes financieras, económicas, de empleo que nos sacaran de la recesión y nos llevaran al crecimiento, pero como decía Winston Churchill “las actitudes son más importantes que las aptitudes” .Por tanto pensemos en que seremos capaces de aprovechar la crisis para redefinir nuestro modo de vida, en que puede ser una oportunidad para mejorar.

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