jueves, 20 de mayo de 2010

VIVIR EN EL CENTRO

Todas las mañanas al abrir las ventanas un nauseabundo olor a orines y excrementos mezclados con el desinfectante con el que a veces riegan las calles invade nuestras casas cuyas fachadas están llenas de pintadas, al salir a la calle debes pensar por donde circular entre colchones y sacos de dormir, cartones de vino y bolsas de basura y cruzar los dedos para que además de esquivar a los mendigos no los encuentres inmersos en una pelea en la que te puedes ver involucrado, no sería la primera vez, lo pueden ustedes comprobar preguntando a los vecinos afectados.
El otro día me contaba una vecina que sus hijos pequeños no pueden salir a la calle porque en más de una ocasión se ha encontrado a gente borracha o consumiendo otro tipo de drogas.
Pueden ustedes imaginar la odisea de volver a casa de noche que es ya un acto de auténtico arrojo que no te garantiza el descanso debido al excesivo ruido que a todas horas tenemos que soportar. Si alguien piensa que exagero les sugiero circulen por la Plaza de San Agustín, la Calles Santa Paula, Elvira , San Juan de Dios, San Jerónimo o los alrededores de Plaza Nueva, allí les sorprenderá un asentamiento permanente de indigentes enfermos que no sólo comen y beben (hasta la extenuación) y duermen en la vía pública. Muchas veces también ocurren hechos de violencia extrema (ha habido un herido grave recientemente y varios muertos en otras desgraciadas ocasiones), además hacen sus necesidades (con lo que supone de riesgo para la salud pública en el caso de la zona del Mercado donde se descargan permanentemente alimentos), todo ello sin que la policía municipal haga lo más mínimo, aún a pesar de las denuncias presentadas por vecinos y comerciantes de la zona que están hartos del abandono a que su Ayuntamiento los tiene sometidos.
A pesar de las grandes inversiones del Ayuntamiento en la Gran Vía, el Paseo del Salón o la Calle Reyes Católicos, la calidad de vida, la limpieza y la seguridad del Centro de Granada dejan mucho que desear, hasta el punto que constituye un ejercicio de autentica valentía deambular por las calles y lugares cercanos a estos escaparates de la “buena gestión” municipal y una verdadera ruina para los pequeños comerciantes que tienen sus negocios en los aledaños de estos lugares “emblemáticos” de la ciudad, además de una vergüenza para los numerosos visitantes que pasean por Granada.
Quienes vivimos en estas calles nos preguntamos, ya es un clamor, por qué el ayuntamiento nos castiga abandonándonos sin vigilancia, sin limpieza, sin seguridad como si no tuviéramos derecho a los servicios que se prestan en otros barrios de Granada, cuando nuestros impuestos no sólo los pagamos sino que son los más altos de la ciudad.
Los ciudadanos y ciudadanas que vivimos en el Centro sufrimos de manera especial el abandono del Ayuntamiento y la política de ostentación que se practica desde la Plaza del Carmen y nos preguntamos cómo se está aplicando la ordenanza de convivencia, recientemente aprobada.

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