jueves, 19 de mayo de 2011

INDIGNACION Y CONFIANZA

El éxito de la convocatoria de “democracia real” en diferentes ciudades de nuestro país tiene alterados a los opinadores y consternados a los políticos, bueno, a todos no, a los del PP los tiene muy contentos porque se da por supuesto que quienes se manifestaron el domingo son gente de izquierda insatisfecha de la política, por lo que cabe suponer dejarán de votar a los partidos de izquierda. Parece que se hace evidente la distinción establecida por Hannah Arendt entre lo político y lo social, pero también la paradoja de quienes protestando por las políticas que se están realizando, especialmente contra la crisis, lo que parecen demandar es más política para poder atender lo que consideran las “verdaderas” necesidades humanas.
Tal como dice Tony Judt en “Algo va mal” aunque se critique a la política nunca vemos a nadie que proteste porque se hagan hospitales, escuelas o teatros. La reflexión para quienes estamos en la política (al menos los de izquierdas, otros tienen otras preocupaciones) es qué política hacemos y a qué objetivos servimos. El 15M mostró la decepción de la gente por el dominio del mercado sobre la política. Quieren que la política dirija al mercado, y no al revés, como le interesa a la derecha. Mientras, la izquierda está presa de una gran debilidad consecuencia de una falta de confianza y abocada a realizar una profunda reflexión de la que deben salir fortalecidos sus propios valores.
Sin confianza no hay política, democrática al menos, y ésta es un delicado tesoro que se otorga a las instituciones, al sistema, pero también a los políticos que gestionamos los poderes públicos. La participación es el instrumento que la ciudadanía tiene para administrar su confianza, concederla o denegarla con su voto, pero también con sus críticas, sus aportaciones.
La indignación y la desconfianza nos pueden llevar después del día 22 a más indignación por los resultados derivados de la incomparecencia de quienes somos más críticos, de quienes somos más exigentes, de quienes esperamos más de la política, de los que creemos que tiene que servir para resolver los problemas de la gente, especialmente de los que menos tienen.
El domingo Granada nos convoca para elegir a las personas que van a dirigir nuestro ayuntamiento en los próximos cuatro años, la institución más cercana que puede hacer mucho por nuestra calidad de vida, por la creación de empleo, por la cultura…Nuestra ciudad necesita un cambio para que el interés público prevalezca sobre los intereses privados, para abandonar la bronca y evitar la confrontación entre instituciones, para luchar contra el desequilibrio de los barrios, un cambio para generar confianza en nuestras propias capacidades para crear empleo, para mejorar nuestros barrios, para avanzar, para que el ayuntamiento esté al servicio de la ciudadanía Para eso somos todos necesarios, imprescindibles.
Me aterra pensar que tanta indignación nos paralice y sean otros, los que no se indignan, los que ganen. Para que podamos exigir vayamos a votar el domingo. Para cambiar las cosas, para convertir nuestra indignación en propuestas votemos izquierda. Yo votaré a Paco Cuenca, para que cambie Granada.

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