sábado, 17 de julio de 2010

CREER A LAS VICTIMAS

El asesinato de Rafaela Rueda por parte de su ex
pareja en pleno centro de Pinos Puente la semana pasada nos ha llenado de dolor y consternación. En un primer momento cuando supimos que estaba atendida y asesorada por los dispositivos que la Ley Integral contra la Violencia de Género tiene previsto para atender a las víctimas de éstos delitos, sólo nos quedó pensar algo que ya sabemos, cuando alguien quiere acabar con la vida de otra persona es casi imposible impedirlo. En este caso, como en otros, ni la atención del Centro de la Mujer, ni la orden de alejamiento, ni la visita de la Guardia Civil el día anterior a su asesinato han servido para evitar que la mataran, como sociedad no hemos podido impedir que su asesino fuera a por ella. Tenemos que recordarnos que el Estado ha hecho suya la lucha contra esta lacra social y que se avanza, que tenemos recursos y medios, juzgados y fiscalías especializados, policías y guardias civiles protegiendo a las víctimas, protocolos y sistemas de valoración del riesgo, una opinión pública cada vez más sensibilizada, todo ello está sirviendo para salvar muchas vidas aunque desgraciadamente aún sigan asesinando mujeres. Sabemos que la violencia de género nace de la desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, o sea que hasta que las relaciones no sean igualitarias no acabaremos con esta barbarie. Por eso más coeducación, más políticas de igualdad, más sensibilización son necesarias, pero sobre todo precisamos enfrentarnos a una realidad social que tolera la violencia contra las mujeres.
Hemos avanzado mucho consiguiendo sacar a la luz un problema que las mujeres han sufrido en silencio toda la vida, las denuncias que tan costosas y dolorosas son para las mujeres han conseguido convertir un problema que hasta hace poco considerábamos privado en un asunto público y sobre todo que el Estado las proteja, de hecho ocho de cada diez mujeres asesinadas el año pasado no habían denunciado.
Según las macroencuestas del Ministerio de Igualdad en nuestro país se estima que hay 400.000 casos de violencia de género de los cuales se denuncian apenas 100.000, por tanto se calcula que 300.000 están desprotegidas. A pesar de estos datos con frecuencia se habla de denuncias falsas haciendo un daño enorme a la estrategia de animar a las victimas a la denuncia porque esa es la única manera de poder ayudarlas.
Cuando hemos conocido que el Juzgado de lo Penal 6 de Granada dictó una sentencia absolutoria sobre los hechos denunciados por Rafaela unos días antes de su asesinato, todos nos hemos indignado sobre todo por el “escaso grado de credibilidad” que el Juez ha atribuido al testimonio de la víctima.
Tal como ha dicho la Ministra Aído estamos ante un “caso aislado” ya que “la mayoría de los jueces tienen un alto grado de implicación”.En todo caso, debemos seguir formando a los profesionales para que conozcan cual es la situación psicológica de las mujeres víctimas y exigiendo especialización de todos los que intervienen en la violencia de género para que casos como este no se vuelvan a producir.
Ojalá que esta muerte sirva para que creamos a las víctimas, es el primer paso para que podamos evitar su muerte.

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