jueves, 12 de noviembre de 2009

REGULAR LA CONVIVENCIA

Ante la entrada en vigor de la Ordenanza Municipal para fomentar y garantizar la convivencia en el espacio público de Granada se acumulan las opiniones respecto de los contenidos de la misma. Detrás de tanta discusión está sin duda el debate sobre el binomio libertad/ seguridad presente en cuanto se aborda la relación entre las personas en cualquier espacio público. La libertad individual en un Estado de derecho está limitada por los derechos de los demás y corresponde a los poderes públicos ordenar mediante las leyes la contradicción que se establece con la necesidad de garantizar la seguridad de toda la ciudadanía. Más de doscientas cincuenta actividades se consideran incívicas en la nueva ordenanza municipal aprobada por el Ayuntamiento con el apoyo del Grupo Municipal Socialista y estoy convencida que cuando conoces cada una de ellas todas las granadinas y granadinos estarían de acuerdo porque no se puede tolerar defecar u orinar en el espacio público, solicitar o prestar servicios sexuales, mendigar, hacer pintadas, ruidos o cualquier actividad que resulte molesta o atente contra la dignidad y los derechos de las y los demás. Es verdad que hay que extremar el cuidado en la aplicación de la ordenanza y evitar la criminalización de quienes por motivos de exclusión social o marginación se ven abocados a realizar actividades que generan alarma social y es imprescindible que las administraciones, el Estado en definitiva, dispongan de los recursos necesarios para prevenir y atender en su caso las necesidades de muchas de estas personas porque en el origen de muchos “comportamientos incívicos” se esconden a veces necesidades de supervivencia.
El civismo como conjunto de valores para poner en juego en el espacio común se aprende en casa en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, la sociedad entera debe educar en ese sentido y también la ciudad como el escenario por excelencia de la convivencia ha de educar o regular, y por ello es razonable que se pongan límites a determinados comportamientos desde el ámbito local.
De todas formas la ciudad tiene ante sí el reto de evitar que la ordenanza se convierta en un mero instrumento represor de conductas inadecuadas para ello debemos exigir políticas municipales sociales y solidarias, el PSOE con la legitimidad que le da haber apoyado al Ayuntamiento va a vigilar la implementación de la Ordenanza. Toda la ciudadanía de Granada está convocada lo que está en juego es nuestra convivencia y la proyección exterior de nuestra ciudad.

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