A propósito de un debate sobre los dos crímenes por violencia de género que se han producido en nuestro país en menos de veinticuatro horas, esta mañana en un programa radiofónico escuché a Josep Ramoneda decir que el informe del Consejo de Estado (recientemente hecho público) favorable a que se prohíban los anuncios de prostitución “tiene que ver” con los asesinatos machistas con el contundente argumento de que lo que se puede comprar se puede destruir.
Tengo que confesar que dentro de la impotencia e indignación que nos producen estas dolorosas muertes me sentí reconfortada al escuchar este razonamiento, pensé que algo estamos avanzando, que el primer escalón para recorrer el empinado camino de la erradicación de la violencia de género es comprender lo que venimos diciendo las organizaciones de mujeres desde hace ya mucho años, que la causa de la violencia de género son las relaciones de dominación a las que algunos hombres pretenden someter a las mujeres, ese comportamiento desgraciadamente demasiado asentado aún en las formas de relación y en la concepción que tenemos de las relaciones entre los hombres y mujeres.
Pero como sociedad también hacemos cosas que tienen que ver, seguramente cualquiera rechaza la violencia directa, física de un hombre a su pareja, pero casi cada día tenemos que escuchar razones o explicaciones justificativos de comportamientos y actitudes que son violencia de género, difusa o implícita si cabe, pero que son demostrativas de la falta de respeto, de la consideración de objeto, de la falta de dignidad en el tratamiento de las mujeres, a veces utilizando la imagen estereotipada, otras veces utilizando el cuerpo de las mujeres como reclamo publicitario y otros muchos repugnantes negocios que comercian con las niñas y ,también los niños, y las mujeres para la pornografía o la explotación sexual.
En materia de prevención es mucho lo que hay que hacer, porque una educación igualitaria que incorpora la igualdad como un valor fundamental de la convivencia es imprescindible para combatir la violencia de género, pero también lo es que las mujeres estén en el mercado de trabajo en condiciones de igualdad, la eliminación de la discriminación salarial existente , la incorporación a la toma de decisiones en las instituciones públicas y privadas, la corresponsabilidad en las tareas de cuidado, objetivos que pretende la Ley de Igualdad.
Es verdad nunca se dice lo bastante claro que los únicos responsables de estas terribles muertes son los asesinos y que tenemos una Ley Integral contra la Violencia de Género contundente que condena esos delitos, que dispone de jueces y policías para las víctimas, que desarrolla todo un sistema de protección.
Sin embargo las leyes no son suficientes, tan complejo es el fenómeno de la violencia de género, tan persistente, como a veces difuso es el machismo que hasta renueva su discurso (hablamos ya de neomachismos) que mucho de nuestras vidas tiene que ver con esos crímenes. Por eso a veces, cada vez menos, aparece un vecindario que intenta explicar lo que es inexplicable, medios de comunicación que difunden las inexplicables explicaciones.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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