Después de lo ocurrido la semana pasada en Granada no he podido sustraerme a volver a titular esta columna igual que la publiqué el pasado día 12 de enero. Bien que lo siento, créanme, pero es que el alcalde de Granada es un verdadero impedimento para el avance de nuestra ciudad, por eso vuelvo a denunciar su actitud obstruccionista y obstaculizadora para cualquiera de los proyectos en los que no jugamos el futuro.
El otro día decía el Ministro José Blanco en su visita a Granada que es legítimo y, hasta sano diría yo, que los partidos políticos confronten sus ideas, pero que las instituciones deben siempre entenderse porque lo que está en juego es el interés general. Pues bien, o el Alcalde no sabe para qué sirven las instituciones o usa esas instituciones al servicio de sus intereses partidarios tratando de frenar y taponar los proyectos para seguir con su cantinela del agravio y el victimismo.
Juzguen ustedes mismos, primero quiso denunciar, lo anunció a bombo y platillo, al Ministerio de Fomento por la licitación de la entrada del AVE, en lugar de llegar a un consenso lo más rápidamente posible para que Granada más pronto que tarde pueda tener una estación acorde a sus necesidades y similar a las de otras ciudades tal como ha propuesto el Ministerio. Respecto del AVE tuvimos que ver también la semana pasada la negativa a aceptar la invitación del Ministro a visitar las obras que suponemos será para negar también la evidencia del avance de las mismas, porque cuando llegue el AVE a Granada un motivo menos por el que confrontar. Menos mal que todos pudimos constatar la realidad de esas obras tan importantes para el desarrollo de nuestra provincia.
También tuvimos un episodio muy del estilo de nuestro alcalde tapón cuando en las visitas de las obras del Metro no sólo se indignó porque faltaban árboles (motivada la reducción por cambios en la obra exigidas por el propio ayuntamiento) además envió a emisarios a comprobar la “paralización” de las obras en ese afán de encontrar otro motivo más de fracaso, de satanización, de la gestión de otras administraciones en este caso la Junta que debido a la crisis está teniendo retrasos en el pago a las empresas. Pues bien, hicieron un gran ridículo ante la imposibilidad de demostrar la paralización de las mismas.
El comportamiento político respecto del Centro Lorca es particularmente cínico, resulta que el escándalo que monta el Ayuntamiento ante las dificultades para afrontar el coste económico del proyecto por parte del Gobierno de España o de la Junta de Andalucía, únicos financiadores del centro cultural, pretende tapar que parte de los fondos FEDER se perdieron por los retrasos debidos a la imposibilidad del Ayuntamiento de poner a disposición del Consorcio los terrenos para la construcción y que hasta ahora no sólo no han puesto ni un euro sino que aún no han escriturado el solar.
Granada necesita un alcalde facilitador, dialogante, que tenga confianza y no tapone nuestro futuro.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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