Amanece este ocho de Marzo con el asesinato de otra mujer a manos de su marido, la víctima número catorce de este año.
Con el ánimo sobrecogido por el dolor y la impotencia recuerdo que ayer en una entrevista radiofónica me preguntaron si todavía había que celebrar el día de la mujer.
Cada año por estas fechas en todo el planeta las mujeres y las instituciones, la sociedad entera recuerda los avances y mantiene viva la vindicación de lo que aún tenemos pendiente.
La pandemia de la violencia de género (afecta al 76% de la población femenina, las ciento cuarenta millones de niñas que han sido mutiladas (según datos de ONU), las miles de mujeres y niñas explotadas sexualmente, la escasa presencia de mujeres en puestos directivos de empresas (apenas un 12% en Europa), el desempleo y la precariedad laboral de las mujeres, ocupan la información en periódicos, radios y televisiones.
Conocemos que las mujeres mayores son más pobres, están más solas y tienen peor salud y que las que tienen una situación de discapacidad reclaman disfrutar de su sexualidad y su vida afectiva en condiciones de igualdad.
Hasta hemos visto a las tunecinas y las egipcias (con o sin velo) compartiendo la lucha por la libertad de sus países con sus compañeros varones, y queremos pensar que hay una oportunidad para ellas porque no se puede hablar de democracia en ningún país si no hay igualdad entre mujeres y hombres.
Si nos centramos en lo más cercano y analizamos la situación de las mujeres en el empleo en Andalucía todavía las mujeres tienen una tasa de actividad de 17 puntos menos que los varones y una brecha salarial que ronda el 20%, además las mujeres son las que tienen más del 70% de los contratos a tiempo parcial. Tenemos que saber que no saldremos de la crisis sin las mujeres, que su incorporación en condiciones de igualdad al desarrollo económico es no sólo un derecho sino una garantía de eficacia para el sistema productivo.
Estos días (hoy 8 de Marzo) conmemoramos cien años de la celebración del Día de la Mujer aunque la lucha colectiva de las mujeres por sus derechos tiene más de trescientos años y siempre desde que el mundo es mundo las mujeres individualmente se han revelado contra las discriminaciones que les eran impuestas.
Las desigualdades que aún sufren las mujeres constituyen un déficit democrático y se tienen que producir cambios en todos los ámbitos personales y familiares para hacer posible la corresponsabilidad; en las estructuras económicas y sociales, y sobre todo, los poderes públicos deben intervenir para acelerar esos cambios necesarios con leyes y con instrumentos a través de las instituciones. Hoy mismo hemos conocido que en el Parlamento Europeo se esté estudiando la posibilidad de obligar a las empresas a acelerar la presencia de las mujeres en los puestos de responsabilidad mediante cuotas, esas cuotas de la Ley de Igualdad recurridas por el PP al Constitucional. Son días de hablar de mujeres, de dirigirse a ellas, de tenerlas en cuenta. Será por eso que por primera vez en Granada este 8 de marzo el PP ha acudido a la manifestación que cada año convocan las organizaciones de mujeres.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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