martes, 23 de noviembre de 2010

¡YA SE SABE CON LOS POLÍTICOS!

El domingo pasado acudí como observadora internacional de la Organización para la Cooperación y la Seguridad Europea (OSCE) a las elecciones legislativas en Azerbaiyán. La experiencia, como en otras ocasiones ha sido agridulce, en el sentido en que el papel de la comunidad internacional es fundamental para el desarrollo democrático del país en cuestión, pero también por la constatación de grandes déficits, tanto en los procedimientos como en la realidad social que llegas a percibir.
El proceso electoral ha sido formalmente correcto pero todas las instituciones internacionales han denunciado la falta de pluralismo y de garantías, a pesar de los avances, para que se hayan podido considerar unas elecciones verdaderamente democráticas. Recordaba a Peces Barba diciendo que “la democracia no puede ser sólo formalidad, debe ser, también una realidad, gobierno del pueblo, participación de los ciudadanos”. Además de unas reglas de juego comúnmente aceptadas donde se establecen los valores, los principios y los derechos y también los procedimientos y las instituciones comunes que deben ser aceptados por todos y todas.
En el largo camino de vuelta desde Bakú venía pensando en todo ello, cuando tengo conocimiento de una noticia nacional sobre el cobro de 70.000 euros del despacho de Federico Trillo al PP por la defensa jurídica de algunos de los imputados en el “Caso Gürtel” (según lo reconocido oficialmente por la dirección del PP). No salgo de mi asombro, porque resulta que Trillo, Portavoz de Justicia del PP y experto en salir “de rositas” de asuntos tan graves como el del Yak-42 que costó la vida a 62 militares españoles cuando era Ministro de Defensa, no tiene empacho, ni él ni su partido, en ser juez y parte ,o sea, participa de la estrategia política y además cobra por los servicios prestados dos veces, una como diputado y otra como defensor (puede que hasta de sí mismo), en un embrollo opaco y repugnante que por más que se empeñen salta los límites de lo tolerable, toda vez que parte de los recursos de los partidos políticos son públicos y por tanto están , todos los partidos políticos lo están, obligados a explicar en qué y cómo se usan.
Cansada y dolida vuelvo a mi libro “Sartoris” de Willian Faulkner y llego a un pasaje donde un personaje femenino le dice a otro “¡ya se sabe con los políticos!-en su boca aquella palabra se cargaba con el más total e inmisericorde de los desprecios-.Si alguna vez me canso de relacionarme con gente bien nacida, sé muy bien lo que haré: presentarme como candidata para el Congreso”
En fin, es sabido que la política democrática es materia delicada, más aún cuando a los frágiles equilibrios sobre los que se sostiene hay que añadirles la dimensión moral, de ética pública de los criterios comunes en los que se ha de basar la convivencia democrática. La corrupción es nociva para la convivencia democrática porque traiciona y vulnera las exigencias morales comunes y socava el valor de la política.

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