A Mar Romera y a las buenas maestras y maestros
“Sin utopías no hay educación posible” decía Antoni Zabala en un Encuentro de la Asociación Pedagógica “Francesco Tonucci” del que el pasado fin de semana he tenido el privilegio de compartir algunos momentos con más de doscientos cincuenta educadores, además de niños y niñas de toda España que se han reunido en Granada para hablar de las emociones, los sentimientos y de los valores en la educación. Les aseguro que los maestros y maestras allí reunidos son los mejores (al menos algunos de los mejores) y resulta emocionante comprobar el grado de compromiso y profesionalidad con el que realizan su tarea. Mientras escuchaba sus debates pensaba lo importante que socialmente es su papel, a la vez que les escuchaba exponer el desprestigio que padecen.
Sin duda esa situación no es ajena a los valores que en estos momentos están presentes en nuestra sociedad. Es verdad que toda la sociedad educa y a veces, otras instancias más que la familia o la escuela, por eso es necesario reflexionar y construir nuevos modelos educativos desde la familia, desde la escuela y desde la sociedad y sus diferentes estructuras.
Las propuestas de Francesco Tonucci que ya se han traducido a acciones educativas dentro y fuera de la escuela tienen como eje principal el respeto absoluto a los niños y a las niñas y son experiencias ya desarrolladas en muchos lugares, en muchas escuelas y ciudades de España, de Europa, de América. Entre las más conocidas está “La ciudad de los niños” en la que se pretende recuperar la ciudad como espacio educativo, de juego, para la infancia, para ello se requiere de tiempo libre y un espacio público compartido. Se trabaja desde la certeza de que “cuanto más se adapta la ciudad a los niños mejor viven todos sus habitantes”.La propuesta consiste en la intervención de la infancia en el gobierno local basada en la autonomía y la participación de los niños y las niñas a través de un Consejo de los niños donde plantean sus ideas y propuestas y de la Planificación Compartida donde se trata de recoger las necesidades de los pequeños en el diseño de la ciudad.
Los niños y las niñas reivindican poder salir solos a la calle y tener lugares adecuados para jugar y divertirse, lo que significa repensar la ciudad y adecuarla al uso de todos y todas y permitir el disfrute colectivo de los espacios públicos para toda la ciudadanía.
El compromiso del PSOE expuesto en el programa electoral con el que concurrimos a las elecciones municipales recoge la propuesta de convertir a Granada en una Ciudad de los niños, en un proyecto educativo para una ciudadanía activa y responsable, porque creemos como el Maestro Tonucci que “de la infancia sale una política diferente, es un terreno fértil” y porque con su permiso la política, como la educación, debe trabajar para hacer posibles los sueños, las utopías.
jueves, 16 de junio de 2011
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