miércoles, 8 de diciembre de 2010

BRÍO CONSTITUCIONAL

La Constitución ha cumplido treinta y dos años y casi ni lo hemos celebrado. Entre el descontrol de los controladores aéreos y las amenazas sobre nuestra economía no hemos podido agradecer a la Carta Magna todo cuanto ha hecho por nuestro país, por nuestra convivencia pacífica, por la calidad de nuestra democracia y también por nuestro progreso económico y social.
No cabe duda de que los llamados padres (todos varones) de la Constitución hicieron un gran trabajo dentro de la Ponencia de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, el trabajo de esos siete hombres y el del Profesor Tierno Galván, que redactó el preámbulo, llegó a buen puerto gracias a lo que ahora llamamos espíritu constitucional, o lo que es lo mismo, la voluntad de consenso que se antepuso a los posicionamientos ideológicos partidarios en pos de la unidad de todos para construir una arquitectura institucional que nos permitiera salir de la dictadura y proyectara a nuestro país a un futuro de libertad y de progreso.
La altura de miras de los políticos de la transición fue la que hizo posible alcanzar la democracia teniendo como referencia los países más avanzados y también lo mejor de nuestra tradición constitucionalista inspirándose en las Constituciones de Cádiz y en la de la Segunda República, pero sobre todo tuvieron presentes que para la construcción del Estado, por encima de todo era necesaria la unidad de todos los demócratas. Este esfuerzo tuvo su recompensa en la aprobación masiva de la ciudadanía al texto constitucional en el Referéndum del 6 de Diciembre con el que hizo suyo los valores constitucionales. La Constitución de “La Concordia” ha permitido a nuestro país resolver grandes problemas como la complejidad territorial del Estado, la integración en Europa o el desarrollo del principio de igualdad y situarse entre los más avanzados del mundo.
Comparto la idea de que forma parte del valor de la Constitución del 78 la posibilidad de su reforma (que su texto prevé) para servir al mandato con el que inició su andadura, y en ese sentido, sería necesario convocar al consenso para su posible reforma en los temas conocidos de abundar en el carácter territorial del Senado, reflejar claramente el Estado de las Autonomías, la pertenencia de España a la Unión Europea y la igualdad en el acceso a la Corona, con ello se reforzaría su vigencia.
La situación política de nuestro país no permite siquiera pensar que el Partido Popular estuviera dispuesto a ponerse de acuerdo con el Gobierno para la Reforma Constitucional cuando no lo ha hecho con la educación o la renovación de los órganos constitucionales. Sin embargo es una exigencia democrática que estén dispuestos a ayudar al Gobierno en relación a mantener la unidad respecto de la lucha contra la crisis económica, porque lo que está en juego es la imagen exterior de España, ese sería un buen servicio al espíritu constitucional.

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