Esta tarde, ayer para ustedes, hemos asistido en el Pleno del Senado de España a la toma de posesión de Leire Pajín como senadora por designación de las Cortes Valencianas, con ese hecho que no tiene nada de extraordinario, se ha reconducido una situación anómala por el boicot del Partido Popular con mayoría en el Parlamento Autonómico de Valencia de impedir un nombramiento por el procedimiento habitual, que ha durado más de siete meses, en los que se ha sustraido al Partido Socialista un voto y lo que es más grave se ha limitado la representación legítima a la ciudadanía de la Comunidad Valenciana.Seguramente en la actitud de obstrucción democrática del PP ha influido una forma torticera de entender la política posiblemente motivada por la condición de Secretaria de Organización del PSOE de la Señora Pajín.
Personalmente me alegro mucho del cambio de actitud de los populares con la que se ha recobrado la cordura política y el respeto a las reglas del juego democrático.
Esta misma semana en la Comisión de Interior del Senado hemos asistido a otro episodio llamativo en el que el Portavoz del Grupo parlamentario popular reclamaba al Gobierno la necesidad de volver a abrir la investigación sobre los atentados del 11 de Marzo, que tanto dolor nos ha causado a toda la sociedad española, poniendo en duda a unos de los pilares del Estado de Derecho como es la Administración de Justicia que ha dado por cerrada la investigación de uno de los mayores golpes que ha recibido la democracia de nuestro país.
Parece que la labor de oposición no tiene límites como lo prueba sus insistencia en la supuesta ilegalidad del sistema “Sitel” ya suficientemente refrendada por la Justicia en numerosas sentencias o la obstinación, hoy mismo en el Pleno, en que España no debió retirar las tropas de Irak.
Del mismo tenor son los argumentos esgrimidos por el PP respecto de su posición en contra, por otra parte respetable y legítima, de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva acusando al Gobierno y especialmente a la Ministra Aído de abortistas.
La Democracia es materia delicada y exige que la legítima y necesaria confrontación de posicionamientos e ideas se desarrolle en los márgenes del respeto a las personas y sobre todo a la arquitectura institucional que la soporta.
Estar a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre la maternidad y acompasar la legislación española sobre interrupción voluntaria a la de los países de nuestro entorno y a la normativa internacional haciendo una ley equilibrada y garantista para las mujeres, los profesionales y la vida prenatal no justifica que se nos diga que estamos en contra de la vida, ¡hay tantas vidas que respetar! ni de inmorales ¿de qué moral hablan? de la suya particular o de la que se sustenta en los valores constitucionales y por tanto públicos.
En fin me temo que la educación en esos valores, la famosa educación para la ciudadanía que tanto denosta el PP, es más necesaria que nunca.
La democracia española necesita que se moderen y que muestren un respeto mayor por quienes no tenemos sus mismas ideas porque ese el verdadero sustento de una convivencia democrática.
martes, 22 de diciembre de 2009
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